We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Opinión
La colonialidad europea y la criminalización del movimiento de solidaridad con Palestina

El pasado 25 de febrero, Gideon Saar, ministro de exteriores israelí, anunció en Bruselas el establecimiento de relaciones formales con partidos de extrema derecha europeos, entre ellos, Vox. No es casualidad que el constante incremento de la violencia extrema por parte de Israel y sus aliados occidentales sobre el territorio y los cuerpos de los palestinos y las palestinas, se acompañe de una alianza cada vez más profunda con movimientos de extrema derecha como Vox.
Ambos espacios tienen una visión política compartida: la voluntad supremacista de la blanquitud, la islamofobia como elemento central y la búsqueda de legitimidad del ejercicio de la violencia por parte del opresor para mantener este orden de poder.
Una historia colonial que continúa presente
El reconocimiento de un proyecto mutuo de racismo y violencia reaccionaria nos recuerda una de las principales problemáticas de la construcción de las mal llamadas democracias europeas, y es que, la historia colonial está más presente de lo que las narrativas de todos los signos políticos muestran.
Autores como Aimé Césaire, ya en los años 50, avisaba de la conexión profunda entre los más recientes colapsos éticos en Europa y esa identidad colonial del proyecto europeo en su Discurso contra el colonialismo: “Valdría la pena estudiar, clínicamente, con detalle, las formas de actuar de Hitler y del hitlerismo, y revelarle al muy distinguido, muy humanista, muy cristiano burgués del siglo XX, que lleva consigo un Hitler y que lo ignora [...] y que en el fondo lo que no le perdona a Hitler, no es el crimen en sí, sino el crimen contra el hombre blanco, es la humillación del hombre blanco, y haber aplicado en Europa procedimientos colonialistas que hasta ahora solo concernían a los árabes de Argelia, a los coolies de la India y a los negros de África”.
Este boomerang de violencia colonial expresada en el territorio europeo llega hasta nuestros días. Al igual que el sionismo, Vox es el doppelgänger de la propia identidad europea. Es en este punto donde se explica el servicio que Vox hace al movimiento sionista y que se traduce en la utilización de los resortes represivos, históricamente coloniales y racistas, del Estado español, contra las personas palestinas y el movimiento de solidaridad. No es un servicio a un Estado extranjero: es la búsqueda del apuntalamiento del proyecto común entre el sionismo y la extrema derecha.
Este boomerang de violencia colonial expresada en el territorio europeo llega hasta nuestros días. Al igual que el sionismo, Vox es el doppelgänger de la propia identidad europea.
Desde aquí es donde debemos entender la denuncia de Vox en la Audiencia Nacional por enaltecimiento del terrorismo hacia activistas de Samidoun (Red de Solidaridad con los Presos Palestinos) en el Estado español. No es sorpresa tampoco, que la propia sala de la Audiencia aceptara a trámite esta denuncia, a pesar del peligro existente para los derechos sobre la libertad de expresión y otras libertades políticas, y a pesar de que esta denuncia tuviera lugar en el contexto de la peor fase genocida contra la población palestina.
Palestina
Genocidio La persecución contra colectivos que denuncian el genocidio llega a la Audiencia Nacional
Sería interesante reflexionar críticamente sobre las implicaciones de la aplicación del término “terrorismo” y los espacios de censura que generan en nuestros entornos de alianzas y solidaridad política. El aprovechamiento del término “terrorismo” y todas las implicaciones político-culturales que se han construido alrededor del mismo como método de persecución y silenciamiento a posiciones políticas, no son nuevas en el Estado español. Existe una política de generación del miedo y de marginalización a partir del uso de un término vago y de naturaleza indefinida como este, sobre la cual no hay una respuesta lo suficientemente contundente por parte la mayoría del espacio denominado como “progresista”.
El aprovechamiento del término “terrorismo” y todas las implicaciones político-culturales que se han construido alrededor del mismo no son nuevas en el Estado español
Si bien esta causa fue archivada, esto no debería ser óbice para limitar la reflexión sobre su admisión a trámite y del mensaje político que se quiso enviar con ello: se puede ejercer y se ejercerá un Estado de excepción contra las libertades políticas en las democracias liberales, siempre que éstas pongan el riesgo el statu quo del orden colonial y racista institucional y de la propia identidad sobre la que construye el artefacto político “Europa”.
Las relaciones de tutelaje entre el Norte y el Sur Global
En este caso, la aplicación del marco de enaltecimiento de terrorismo hacia el movimiento de solidaridad con Palestina tiene dos implicaciones de relevante gravedad. Por un lado, el apuntalamiento jurídico de la narrativa política que defiende que el Estado de Israel es un estado democrático y que, por tanto, todo desafío o ataque ante el propio sistema que representa la institucionalidad sionista es un desafío al orden democrático internacional.
Por otro lado, la falta de reconocimiento del marco internacional de derecho, que no solo se constituye en torno al marco de garantía de unas normas en el conflicto, sino también al reconocimiento del ejercicio de la agencia política por parte del pueblo ocupado a responder a la opresión del ocupante.
Existe una relación de tutelaje en la que la agencia política de los pueblos oprimidos por el imperialismo y el colonialismo queda supeditada a los designios del Norte Global, que dictamina cuáles son las vías legítimas de expresión política
Ambos elementos no solo apuntalan los marcos políticos desde los que una entidad ocupante, como el Estado de Israel, construye artificialmente su legitimidad y su práctica política, sino que son una puerta abierta para la profundización de la relación vertical entre el espacio político occidental y el del resto del globo. De esta manera, se establece una profunda relación de tutelaje en la que la agencia política de los pueblos oprimidos por el imperialismo y el colonialismo queda supeditada a los designios del Norte Global, que dictamina cuáles son las vías legítimas de expresión política, independientemente del contexto de opresión, y cuáles son las acciones o posiciones no aceptadas desde esta misma posición de poder.
La democracia, un concepto vacío de significante
Tanto la represión ejercida en el Estado español y en otros territorios del denominado “Norte Global” contra los movimientos por la liberación de Palestina desde una perspectiva anticolonial, como las políticas ejecutadas por los diferentes gobiernos, han dejado la idea de democracia en un concepto vacío de significante y han mostrado las costuras sin suturar del propio sistema europeo. Una Europa y por extensión, un Estado español incapaz de reconocer su decadencia y que reacciona con el ejercicio de la violencia del opresor en su propio territorio ante una demanda ya incontrolable: los pueblos oprimidos, en este caso Palestina, en el ejercicio de su propia humanidad y en el apego más escrupuloso a los resortes que el propio derecho internacional reconoce, tienen el derecho y la legitimidad ética de levantarse contra la tiranía y la opresión utilizando los mecanismos de respuesta necesarios y que el contexto ponga a su disposición.
El motor democrático del contexto global actual está impulsado por las luchas del Sur Global, de las cuales, Palestina es uno de los mejores ejemplos. La lucha del pueblo palestino por su liberación, al igual que ya lo hicieron otros pueblos, marca el camino hacia la necesaria deconstrucción de los valores supremacistas y capitalistas en los que se sustentan los proyectos europeos.
Ocupación israelí
Palestina Represión, resistencia y retorno: sobre el legado de Ghassan Kanafani
En su escrito La Resistencia es la Esencia, Kanafani recogía una reflexión sobre la necesidad de superar la relación de exilio y desplazamiento que aglomeraba al pueblo palestino por una relación de carácter revolucionario: este es el miedo de las democracias europeas y, especialmente, de los mayores representantes del orden colonial como Vox: que la pulsión revolucionaria dé paso a una relación capaz de hacer tambalear la memoria, las instituciones y las prácticas políticas presentes basadas en los valores coloniales.
En esta tarea, la creación de alianzas antirrepresivas capaces de analizar y hacer frente a la presencia de la colonialidad en las instituciones y con la voluntad de superar los silencios establecidos por el espacio político denominado como progresista es más necesario que nunca.