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Opinión
Madres somos muchas, atención pediátrica urgente solo hay una
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La dualidad de ser madre, entendida como cualquiera que se identifique con el rol de la crianza, se mueve entre un amor poderoso y una vulnerabilidad pasmosa. El primero, como defiende Fatima Ouassak en El poder de las madres, puede convertirte en un nuevo sujeto revolucionario. La segunda es la responsabilidad ante un ser indefenso que depende absolutamente de ti en un mundo del que eres tan solo una mera pieza.
Particularmente comprendí la dualidad de la maternidad en el mismo hospital en el que di a luz a mi hija hace poco más de un año: parto telúrico de diosa que da la vida, primeros días posparto de agotamiento insomne en una habitación que me resultaba ajena. Desde ahí, ese sentir ambiguo me persigue.
Un día de abril te enteras en el parque de que han quitado las urgencias pediátricas de tu ciudad, del Hospital Comarcal del Bidasoa en Irún. Dicen desde Osakidetza que no son necesarias, es decir, que en nuestra comarca no nos merecemos tanta calidad. Indican que no es un problema de personal, que se trata de una decisión de criterio médico para reforzar la atención primaria. Sin embargo, los hechos no parecen reflejar que se trate siquiera de una decisión tomada.
Las externalizaciones, la falta de recursos y las deficiencias organizativas de Osakidetza ya han sido señaladas en numerosas ocasiones, aunque el cierre de las urgencias pediátricas ya es una caída en picado.
¿Qué sentido tiene anunciar el cierre de las urgencias pediátricas para el 1 de mayo cuando se ha dejado de ofrecer tal atención desde mediados de abril? ¿Por qué se centralizó la atención pediátrica primaria en el ambulatorio de Irún Centro dejando al de Dumboa solo con enfermería pediátrica durante un periodo incierto de la segunda quincena del mismo mes? ¿Por qué no contratar más personal para llevar a cabo ese refuerzo en lugar de eliminar un servicio?
Los hechos apuntan más al diagnóstico que realiza la Plataforma Osasun Bidasoa, formada por más de 40 entidades de la zona, que convocó una manifestación el 31 de mayo con este motivo. Dicha plataforma denuncia que este es solo el último de toda una serie de deterioros que afectan al sistema sanitario de la comarca: listas de espera que siguen creciendo, el cierre de consultas de psiquiatría infantil y juvenil, también las de urología... Y señalan que “la causa es una insuficiente dotación histórica, tanto de infraestructuras (hospital y ambulatorios), como de profesionales” y también “una mala planificación de los recursos existentes y una mala gestión de los profesionales”.
Ninguna sorpresa, el interés en las externalizaciones, la falta de recursos y las deficiencias organizativas de Osakidetza ya han sido señaladas en numerosas ocasiones, también en otros lugares, aunque el cierre de las urgencias pediátricas de nuestra comarca deja de dar vértigo, ya es una caída en picado.
Como ocurre con otras especialidades, simplemente no hay pediatras y, aunque las condiciones laborales de los profesionales de atención primaria puede provocar fuga de personal, no hay excusa para la falta de previsión y planificación formativa
Los rumores en el ambiente médico complementan la explicación: como ocurre con otras especialidades, simplemente no hay pediatras. Las condiciones laborales de los profesionales de atención primaria, que han tenido que lidiar con un alto volumen de guardias en urgencias y la cobertura de bajas de compañeros, puede haber tenido algo que ver con una posible fuga de personal.
También hay una falta de previsión y planificación formativa: no hace falta ser directivo de Osakidetza para saber que hay que ofertar las suficientes plazas MIR como para cubrir las necesidades de los centros, que cuando alguien se jubila, alguien nuevo debe entrar y debe de estar formado. Si esto es así, no puede convertirse en una excusa, haría falta como mínimo un reconocimiento de la situación por parte del ente sanitario y un compromiso a medio plazo con una planificación bien estudiada y garantista.
Mientras, con el cambio primaveral, las familias están preocupadas. Una madre de familia monomarental tuvo que ir durante la noche a urgencias de Donostia. En el coche, su hija de apenas dos años lloraba entre la fiebre y un dolor que aún no era capaz de expresar más que con gestos mientras ella conducía durante un trayecto ahora bastante más largo. Otra madre aseguraba acabar de pasar la revisión anual de su hijo, sin pediatra. Eso no aparece en los medios donde se ha vendido el cambio como una mejora sanitaria: por lo visto, ahora contaremos con una atención primaria de un par de horas más al día.
Salud
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La realidad es que no salen las cuentas, que el cambio no compensa a las familias que ahora temen ver a sus pequeños enfermar demasiado durante la noche o durante el fin de semana y tener que debatirse, con una preocupación inmensa, entre si acercarles al PAC de Irún, donde no hay pediatra, o desplazarse directamente hasta el hospital de Donostia.
No pasa mucho tiempo para poder comprobarlo en carne propia. Tarde de calor de finales de mayo, día antes de la manifestación convocada, vamos a refrescarnos un rato en el riachuelo. De pronto, el torso de mi hija de 15 meses se empieza a llenar de granitos, también su cuello está cada vez más enrojecido, y ahora el párpado. Llamamos a emergencias, sospechamos que pueda ser algún tipo de alergia y nos mandan dos ambulancias. Era una urticaria, un caso leve, pero eso solo queda claro tras una hora de observación por una pediatra en urgencias de Donostia.
Hace apenas dos meses habríamos ido por nuestra propia cuenta al hospital de Irún. Después del susto, habríamos estado un rato en observación tras la administración del antihistamínico y vuelta rápida a casa. Ahora han tenido que movilizar dos ambulancias –una medicalizada–, el susto ha sido más grande y el rato bastante más largo, adiós a la rutina de sueño. Y habría quedado ahí de no ser porque desplazarse en camilla para un bebé de poco más de un año puede ser un drama en sí mismo. Mi hija es una luchadora: llorando a gritos intentaba zafarse de los cinturones y se retorcía, “como una lagartija” dijo el camillero que debió de terminar agotado de recolocarla. A medio camino, la erupción parecía estar remitiendo y casi nos preocupaba más que se lastimara su piel sensible de tanto tirón. Se me hizo eterno. No quiero imaginar cómo hubiera sido una reacción de alergia grave o cualquier otro caso donde la atención deba ser mucho más inmediata, la intervención médica en la ambulancia, sin pediatra presente, el viaje hasta Donostia. Insoportable.
Aunque como cuidadoras nuestro papel es muchas veces desapercibido o invisibilizado, todas las madres de Irún, Hondarribia, Bortziriak y residentes en Iparralde somos afectadas directas en la segunda comarca con más población de Gipuzkoa, con miles de niños
Y entonces, la dualidad de ser madre aterriza ante ti como un pato sobre el Bidasoa. Tu fuerza indómita, tus ganas de pelear, ya no por un futuro, sino por un irremediable presente, se convierten en un motor potentísimo. Pero también te asedia la debilidad de que están jugando con lo más preciado: la salud de tu hija. Organizarse, actuar: ¿de dónde sacar el tiempo que se escapa entre cambios de pañales, siestas que se resisten y platos de BLW?
Pero no estás sola, porque aunque como cuidadoras nuestro papel es muchas veces desapercibido o invisibilizado, madres somos muchas. Todas las familias de Irun, Hondarribia, Bortziriak y residentes en Iparralde son afectados directos y estamos hablando de la segunda comarca con más población de Gipuzkoa: miles de niños.
A todo el mundo le parece un despropósito que desaparezcan las urgencias pediátricas. A todo el mundo le preocupa, porque siempre hay una criatura cerca que no quieres ver sufrir: propia, de un familiar, de un amigo... Porque, además, los niños y niñas son más inocentes ante el sistema que les viene impuesto y más vulnerables en cuestiones de salud.
Más de 40 entidades colaboran con la Plataforma Osasun Bidasoa en la movilización por recuperar servicios sanitarios esenciales para nuestros hijos e hijas, por lo que este sábado salimos miles de familias a las calles de Irún
Por todo ello, nacen agrupaciones como Urgencias Pediátricas Bidasoa y Familias por la Salud Mental Infanto-juvenil del Bidasoa, formado por madres y padres, que colaboran con Osasun Bidasoa en la movilización por recuperar servicios sanitarios esenciales para nuestros hijos e hijas. Por todo ello, este sábado salimos miles de familias a las calles de Irún. En las manifestaciones las cifras siempre bailan dependiendo de quien cuente; pero hay unanimidad en que la movilización fue multitudinaria, porque, de nuevo, madres somos muchas.
Y es que no se trata solo de perder un servicio que ya existía en efecto. No se trata solo de que poco a poco la calidad de la sanidad pública se vaya deteriorando con pasos atrás que no reciben su debida respuesta social. Se trata de que esta vez el mensaje es muy claro: si pueden eliminar las urgencias pediátricas de este hospital sin más, si no somos capaces de detenerlo cuando afecta a nuestra población de forma tan masiva, si no somos capaces de organizarnos y dar una respuesta eficaz cuando atacan lo más valioso y lo más vulnerable que tenemos, ¿cuándo?
¿No será acaso que es este el momento de demostrar que madres somos muchas y que colectivamente nuestro amor es imparable? ¿No será acaso que es este el momento de decir bien claro en Euskadi que la sanidad no se toca?